Mi viejo mate galleta,
qué pena me dio perderte.
Qué mano tronchó tu suerte,
tal vez la mano del tiempo
si hasta creí que eras eterno.
Nunca imaginé tu muerte.
En tu pancita verdosa,
cuántos paisajes miré,
cuántos versos hilvané,
mientras gozaba tu amargo.
Cuántas veces te hice largo
y vos sabías porqué.
Cuando la yerba escaseaba,
por falta de patacones,
nunca pediste razones,
pero me diste consejo:
"Chupá pero hacete viejo
sin llegar a los talones".
Y en esos negros inviernos,
cuando la escarcha blanqueaba,
tu cuerpito calentaba
mis manos con tu calor,
pa'que el amigo cantor
se prendiera a la guitarra.
Y ahí no más se hacía la farra,
vos y yo en un mano-mano.
Mate y guitarra en el claro.
Mate y guitarra en la sombra,
en leguas a la redonda
no hubo jaguel orejano.
Ah... Compañero y hermano,
qué destino tan zotreta.
Nunca le di a la limeta,
en vos encontré la calma.
En este adios pongo el alma,
mi viejo mate galleta.
qué pena me dio perderte.
Qué mano tronchó tu suerte,
tal vez la mano del tiempo
si hasta creí que eras eterno.
Nunca imaginé tu muerte.
En tu pancita verdosa,
cuántos paisajes miré,
cuántos versos hilvané,
mientras gozaba tu amargo.
Cuántas veces te hice largo
y vos sabías porqué.
Cuando la yerba escaseaba,
por falta de patacones,
nunca pediste razones,
pero me diste consejo:
"Chupá pero hacete viejo
sin llegar a los talones".
Y en esos negros inviernos,
cuando la escarcha blanqueaba,
tu cuerpito calentaba
mis manos con tu calor,
pa'que el amigo cantor
se prendiera a la guitarra.
Y ahí no más se hacía la farra,
vos y yo en un mano-mano.
Mate y guitarra en el claro.
Mate y guitarra en la sombra,
en leguas a la redonda
no hubo jaguel orejano.
Ah... Compañero y hermano,
qué destino tan zotreta.
Nunca le di a la limeta,
en vos encontré la calma.
En este adios pongo el alma,
mi viejo mate galleta.
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