¿Quién me mandó a enamorarme?
¿Quién me mandó a engañarme?
¿Quién me mandó a quererte?
¿Quién me mandó a necesitarte?
No se quien fue ese/a culpable,
de mi dolor interminable.
Pero fue el mejor mandato,
que me dio mi corazón sensato.
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