Cuando el amor se agranda,
la compañía crece.
Y ante la ausencia de la misma,
la soledad no se achica.
Paradójicamente, se agiganta.
A veces vivir ausente de compañía,
no significa sentir la soledad.
Vivir en compañía,
no significa perder la soledad.
Sentir soledad,
no significa padecerla.
¡Cuántas veces,
la soledad nos acompaña!
¡Cuantas veces,
la compañía nos abandona!
Si el amor se hace distante,
la soledad se avecina.
Si nos evadimos del amor,
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