Polvo y pecado

Aquí estoy mi Dios, de nuevo otra vez

de rodillas ante Ti, mira Tú lo que vez.

Que muerdo el anzuelo como un pez

que sin querer morderlo, lo muerdo

por vivir nadando al revés.

Mi Señor, ¿Cómo puedo yo así

presentarme delante de Ti?

Si tan valiente y sublime soy,

porque Tú me creaste así.

Hago de tu semejanza 

una triste pobre creación.

¿Cómo puede mi alma velar ante Ti?

¿Cómo puede? Esta imagen

desfigurada por la violencia del pecado

y de tan pesadas toneladas de fracasos.

¿Cómo puede un alma así

pedirte perdón y no preferir morir?

¿Cómo puede un hombre arrastrado

llevado y condenado por sí,

pedir las disculpas que ningún hombre dará?

¿Cómo puedo así,

aparecerme delante de Ti?

Mi Dios, es que es tan simple!

Con vergüenza escondido dentro de mi, estoy.

No se cómo me atrevo

a suplicar tan valioso perdón,

a pedir mi regreso a Ti.

¿Y si de nuevo te crucifico?

¿Que va a ser de mi?

Pero en el fondo, en lo hondo de mi corazón,

se que tu infinita misericordia que me prometiste

me dará ese tan preciado y único perdón

Infinita es, porque nada puedo ofrecerte.

Nada es, porque no es sino todo lo que soy yo.

Todo es, porque solo polvo y pecado soy!