Reclina niña tu frente sobre mí,
y aquí reina un fresco ambiente
y en las cuchillas se siente
un perfume de alelí.
Reclina bella cautiva
amorosa y sensitiva
en brazos de Al Borevi,
¿Quién te ama como yo con ansia ardiente?
reclina niña tu frente, sobre mí.
Si tus ojos son ardientes resplandor,
tus pupilas transparente
como el agua de la fuente
de purísimo color.
Quien al verte no te mira
y por ti niña suspira
y a ti sola quiere amar,
y cautivo uno se siente
si tus ojos son ardiente resplandor.
Las cristianas hechiceras del aduar,
van gimiendo planideras
cual calandrias prisioneras
su infortunio y su pesar.
Ya el cacique no las mira
y por ti niña suspira
y a ti sola quiere amar,
aunque giman planideras
las cristianas hechiceras, del aduar.
Al ardiente mediodía,
cuando vierta su armonía el tuyú,
estaremos garza mía, nos iremos vida mía,
en la fresca sombra umbría,
bajo el verde guabiyú.
Tú en la hamaca recostada
y en mi pecho reclinada,
y junto a mi frente tú y bajo mi cielo tú,
al ardiente mediodía
cuando vierta su armonía, el tuyú.
¿Qué más quieres mi cristiana para ti?
si tu frente se engalana
con la pluma soberana
del cacique Al Borevi.
Tendrás joyas y tesoros
tendrás perlas y collares
que en la guerra conseguí,
entre sangre castellana,
¿Qué más quieres mi cristiana, para ti?
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