Caminé por el borde de tus dedos,
y llegué al centro de tu palma.
Reposé en el silencio de tu presencia,
me encandilé con el brillo de tus palabras.
Me encendí cuando me nombraste sin descanso
Y el sonido de tu voz me recordó el camino a casa
Quiero despertarme para no perderme.
Nunca antes me sentí tan a salvo, tan cuidada,
tan envuelta en tu mirada.
Florencia Mele
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