Láteme fuerte, Señor, el corazón,
ínflalo de Amor, árdelo, reviéntalo.
Y hazlo todo de Ti.
Éntrate todo ahí, desvalíjalo y ocúpalo,
está vacío para Ti; llénalo.
Y que no haya un lugar que no sea de Ti.
Ningún rincón, ningún hueco o momento que no te cedí.
Quiero un corazón como el que me has mostrado Tú.
Y si no, mátalo o llévatelo; no lo quiero.
No quiero un corazón así,
porque, Ay de mi! Si encontrara allí,
un espacio, donde no reinaras Tú.