Acaríciame, cuando me inunde la duda.
Abrázame, cuando te vea, porque te he extrañado demasiado.
Bésame, cuando no sepa cómo pedir perdón.
Pégame, cuando te insulte en chiste o en serio,
porque solo palabras lindas se pueden decir de ti, amor.
Consuélame, cuando me encuentre afligido.
Aflígeme, cuando me encuentre desinteresado.
Déjame solo, cuando no te deje hablar.
Háblame, cuando veas que estoy al borde del llanto,
para que te escuche y olvide lo que estaba pensando.
Salúdame, cuando ignore que estás a mi lado.
Escóndete, cuando desesperado te esté buscando.
Búscame, cuando yo no te haya encontrado.
Compórtate mejor que yo,
porque lo que aprendo de ti, me queda grabado.
Los hombres somos así, nos vamos por ángeles de lujuria
que nos llevan a la nada, a la miseria y al desprecio,
y no sabemos lo que tenemos al lado.
A veces hasta olvido el precio de lo que me has costado!
Los hombres somos así, miramos los ojos y no el fondo del alma.
Somos egoístas, soberbios. Te amo a ti, mas por mi que por ti.
En definitiva no amamos lo que verdaderamente amamos.
A veces hasta olvido el peso de tus hombros y todo lo que por mi has pasado.
Los hombres somos así, corazón, trato de cambiarlo!
Se que no hay en esta atmósfera espacio ni tiempo,
en que nuestras almas no se hayan distanciado.
A veces hasta olvido lo débil que soy, y lo fortachona y loca eres.
Los hombres somos así, mi amor.
Sentimos la brasa del aroma de una chica,
pero sabemos bien, cuál nos ha quemado.
A veces olvido que tu perfume tierno y pleno me ha dejado bronceado.
Por favor sálvame, cuando me encuentras perdido.
Ámame, cuando no te lo haya pedido.
Hazme ver todos los días el tesoro invaluable de tu noviazgo.
No dejes por un segundo que me de cuenta tarde,
de lo grande y celestial que es la persona que amo.
Muéstrame el camino de la felicidad, que bien lo conoces!
Si no quieres que desmalle, no me muestres el rubor de tus mejillas rozadas.
Que las personas como tu, que sonríen con los ojos,
también pueden mirar a carcajadas.